Siempre he dicho que la profesión de Abogado es peculiar, porque el resultado de su trabajo, en la gran mayoría de ocasiones, no depende de su propio esfuerzo, ni de las horas de dedicación, ni siquiera depende de la razón que pueda asistir a su cliente, sino de un tercero: el Juez. Como en todo colectivo, dentro de los Jueces hay de todo. Y no quiero referirme ahora a competencia, dedicación o esfuerzo, sobre lo que habría mucho que decir. Tan solo quiero dedicar unas líneas a una resolución (Auto) que me fue notificada en el día de ayer. En un procedimiento penal se dictó un Auto de archivo, interponiendo la parte contraria recurso de reforma y subsidiario de apelación. Entendiendo –como entendía y sigo entendiendo-, que la interposición del citado recurso había sido extemporánea (por un motivo que, ciertamente, podría ser discutible), impugné el recurso, alegando, como primer motivo, la inadmisión del mismo. Dediqué horas y horas a redactar mi impugnación, a buscar jurisprudencia y doctrina constitucional, a estudiar a autores que habían escrito sobre la materia. Una buena impugnación, pensé, aunque otra cosa será si me dan la razón. Ayer me notifican el Auto que, por cierto, desestima el recurso de reforma. Hemos ganado, le he dicho al cliente. Pero…¿saben lo que ha dicho el Juez sobre mi alegación de inadmisión del recurso por extemporáneo? NADA, absolutamente nada. Un Auto tipo, que tanto vale para este recurso como para cualesquiera de los cientos de recursos de reforma que a diario se interponen en nuestro país. Un Auto que, en realidad, no sé si ha sido dictado por S.Sª o por alguno de los oficiales que, sin oposición ni título alguno, ejerce labores jurisdiccionales. ¿o es solo mi particular impresión? Lo peor de todo no es saber si tenía o no tenía razón. Tampoco las horas que perdí en redactar la impugnación. Para mí, lo peor de todo es pensar que el trabajo que con tanto esfuerzo y dedicación realicé, para que el Juez decidiera, ni siquiera mereció su atención para una simple lectura, o para una simple respuesta. En fin, el cliente satisfecho. Después de todo, el Auto nos ha dado la razón.