Si atónito me he quedado con el resultado de “La Pregunta” del día 9 de noviembre de 2009 en EL PERIODICO: ¿Acepta que se corte el acceso a Internet sin una orden judicial?, en el que una aplastante mayoría del 91% ha contestado que NO, mayor perplejidad me ha ocasionado todavía leer las opiniones de una estudiante, un programador, una agente de viajes y un pastelero (con fotografía incluida), que justifican su negativa a la pregunta al amparo de la –para ellos- “gratuidad” de las descargas de música, películas, programas y series. En definitiva, que si se cortara el acceso a Internet a esas páginas que ofrecen “contenidos gratuitos”, dichas personas tendrían que pagar y claro, por eso su respuesta negativa a la pregunta planteada. Me imagino que la gran mayoría del 91% habrán justificado su negativa en motivos similares.No me extraña, pues, que nuestro país se encuentre en los más alto de los índices de piratería a nivel mundial. ¿Para qué pagar por un disco, por un película o por un videojuego si lo puedo conseguir gratis a través de Internet? No sé que pensaría el pastelero –que afirma estar en contra de la medida porque, en ese caso, “el usuario tendría que pagar para descargar contenidos”, si cualquiera de nosotros pueda acceder “gratuitamente” a su pastelería y llevarse, cada día, todos los pasteles que quisiera. O la agente de viajes, que “puede escuchar música, ver películas, programas y series sin tener que gastar ni un solo euro”, si todos pudiéramos acceder de forma gratuita a unos billetes de los lujosos cruceros que en su agencia ofrecen. Probablemente, en unos días, pastelería y agencia de viajes habrán cerrado, porque no habrían obtenido beneficio alguno por su trabajo.Pues eso es lo que acabará ocurriendo con los productores –y, no lo olvidemos, titulares de los derechos- de la música, de las películas, de los videojuegos, de los programas,… De hecho, ya está ocurriendo con las pequeñas compañías. Llegará un día en que compañías discográficas, cinematográficas, de entretenimiento y de software, dejarán de producir esos contenidos, porque no les saldrá rentable. Y entonces nos quejaremos, ante la falta de creación de nuevos contenidos.En definitiva, con el resultado de “La Pregunta” del día de ayer compruebo cómo no hay concienciación social del grave problema al que nos enfrentamos. Y sin esa concienciación, dirigida a sensibilizar a la población de que los contenidos no son gratis y que si uno los quiere, debe pagar por ellos, se está poniendo en juego a toda la industria creativa de esos contenidos. Y, al final, los grandes perjudicados seremos nosotros mismos.